Plan Lector
Día 15 de abril del 2020
5to
Nota:
-Para la siguiente actividad tendrás que leer el cuento de Horacio
Quiroga el
cual se llama “La abeja haragana”.
-Este cuento es un poco extenso por lo cual se realizar la lectura en 2
partes.
-Espero que te agrade, usa tu imaginación mientras lees, esto te ayudara
a comprender mejor la lectura.
-La siguiente actividad tendrás que realizarla en una hoja, colocando el
título de la lectura, luego responder las preguntas planteadas, asimismo ponerla luego
en el folder del plan lector y luego enviar una foto del trabajo realizado.
Recuerda la lectura mejora tu vocabulario y tu expresión.
La abeja haragana
[Cuento - Texto
completo.]
Horacio Quiroga
Había una vez en una colmena una abeja que no quería
trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las
flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del
todo.
Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas, apenas
el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía
que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y
echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de
flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el
día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de
miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas.
Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse
con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre
unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la
colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y
tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos de rozar contra la
puerta de la colmena.
Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a
entrar, diciéndole:
-Compañera: es necesario que trabajes, porque las abejas
debemos trabajar.
La abejita contestó:
-Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.
-No es cuestión de que te canses mucho -respondieron-,
sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te hacemos.
Y diciendo así la dejaron pasar.
Pero la abeja haragana no se corregía. De modo que a la
tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:
-Hay que trabajar, hermana.
Y ella respondió enseguida:
-¡Uno de estos días lo voy a hacer!
-No es cuestión de que lo hagas uno de estos días -le
respondieron-sino mañana mismo. Acuérdate de esto.
Y la dejaron pasar.
Al anochecer siguiente se repitió la misma cosa. Antes de
que le dijeran nada, la abejita exclamó:
-¡Sí, sí hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido!
-No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido –le
respondieron-, sino de que trabajes. Hoy es 19 de abril. Pues bien: trata de
que mañana, 20, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora, pasa.
Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar.
Pero el 20 de abril pasó en vano como todos los demás.
Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenzó a
soplar un viento frío.
La abejita haragana voló apresurada hacia su colmena,
pensando en lo calentito que estaría allí dentro. Pero cuando quiso entrar, las
abejas que estaban de guardia se lo impidieron.
-¡No se entra! -le dijeron fríamente.
-¡Yo quiero entrar! -clamó la abejita-. Esta es mi
colmena.
-Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras
-le contestaron las otras-. No hay entrada para las haraganas.
-¡Mañana sin falta voy a trabajar! -insistió la abejita.
-No hay mañana para las que no trabajan -respondieron las
abejas, que saben mucha filosofía.
Y diciendo esto la empujaron afuera.
La abejita, sin saber qué hacer, voló un rato aún; pero
ya la noche caía y se veía apenas. Quiso cogerse de una hoja, y cayó al suelo.
Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar más.
Arrastrándose entonces por el suelo, trepando y bajando
de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó a la puerta de la
colmena, a tiempo que comenzaban a caer frías gotas de lluvia.
-¡Ay, mi Dios! -clamó desamparada-. Va a llover, y me voy
a morir de frío.
Y tentó a entrar en la colmena.
Pero de nuevo le cerraron el paso.
-¡Perdón! -gimió la abeja-. ¡Déjenme entrar!
-Ya es tarde -le respondieron.
-¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño!
-Es más tarde aún.
-¡Compañeras, por piedad! ¡Tengo frío!
-Imposible.
-¡Por última vez! ¡Me voy a morir!
Entonces le dijeron:
-No, no morirás. Aprenderás en una sola noche lo que es
el descanso ganado con el trabajo. Vete.
Y la echaron.
Entonces, temblando de frío, con las alas mojadas y
tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto rodó por un
agujero: cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.
Creyó que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin llegó
al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo
color amarillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella.
CONTINUARÀ………….. NO SE PIERDAN EL PRÓXIMO
CAPITULO
ACTIVIDAD
1.-Contesta las
siguientes preguntas:
a.-¿De quién habla el texto?
b.-¿Cómo es el personaje del cuento?
(descríbela)
c.- ¿Qué le sucedió al personaje principal
de este cuento?
d.-Dibuja aquello que te haya impresionado
de la lectura.
NO TE OLVIDES QUE
EN LA PRÓXIMA SESIÓN TERMINAREMOS DE LEER LA LECTURA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario